Las Jornadas ‘Experiencias en Liderazgo’ de FUDEN lo han vuelto a conseguir. En su segunda edición, la energía transmitida por todas y cada una de las ocho ponentes que conformaron las dos mesas de la jornada ha dejado un poso imborrable en las enfermeras que nos acompañaron el pasado 19 de mayo, tanto presencial como virtualmente. Su bagaje compartido se queda como un eco resonando en nuestras mentes, cada vez más convencidas de que las enfermeras son mucho más de lo que siempre nos han querido contar.

El encuentro comenzaba con la bienvenida de la directora de FUDEN, Amelia Amezcua, quien aprovechaba la oportunidad para recordar que el aprendizaje ha de ser nuestro gran aliado en la transformación social y profesional de las enfermeras. Unas enseñanzas que no siempre vienen de la mano del éxito. “No se suele publicar sobre proyectos inacabados, está mal visto hablar de ello. Sin embargo, en espacios de confianza como estos, está permitido mostrar esos errores, y es importante. Porque las lecciones aprendidas, muchas veces, llegan desde lo que no queremos ser”. De ahí, la importancia de “compartir experiencias como las que nos regala esta jornada».

Unas palabras que recogía Pilar Arribas, moderadora de la primera mesa de ponencias y supervisora de RRHH en el Hospital Universitario Fundación de Alcorcón, además de Coordinadora del Experto en Gestión y Calidad desde el Liderazgo Enfermero de FUDEN. Arribas presentaba, así, a las primeras ponentes: Laura Navarro (Supervisora de la UCI del Hospital Universitario de Fuenlabrada) y Noelia Latorre (Enfermera especialista en Obstetricia y Ginecología-Matrona).

Navarro compartía con las asistentes lo arduo que había sido, para ella, encontrar su camino. Cuando terminó de estudiar, decía, “me di cuenta de que el camino que parece más sencillo no siempre es el que nos lleva a lo que queremos hacer”. En medio de esa búsqueda, el 2020 cambió su forma de pensar y “la forma que teníamos de ver la sanidad”. El aprendizaje, en su caso, ha sido que “la gestión es una montaña rusa de emociones, pero lo importante, siempre, es el equipo”. Sin olvidar que todo tiene su momento y que “los objetivos se consiguen a largo plazo”.

Latorre, por su parte, hablaba sobre transformación. “Siempre pensé que el liderazgo que yo tenía en la cabeza era posible”, afirmaba, habiendo conseguido llevar a cabo gran parte de su idea. “Me di cuenta del desconocimiento interprofesional de las competencias de cada profesional y de la inseguridad y desconfianza que eso generaba en los pacientes, así que abogué por protocolos y práctica clínica común”. Una iniciativa en la que descubrió que “el liderazgo no es empujar, es tirar”.

Finalizada la primera parte de la primera mesa, la moderadora invitaba a subir al atril a Susana Macip (supervisora de Cirugía y Oncología Pediátrica en el Hospital 12 de Octubre) y Lucía Herradón (Enfermera máster en Investigación en Ciencias Sociosanitarias por la UAH y Experto en Gestión y Calidad Asistencial desde el Liderazgo Enfermero por FUDEN).

Macip, como enfermera pediátrica, reivindicaba la necesidad de otorgarle el lugar que merece a ese perfil profesional. “No tenemos un espacio físico en Primaria, pese a realizar un tercio de nuestra formación ahí. Tenemos que luchar por lo que a otros colectivos les viene dado”. Aludió, también, a la pandemia. “La educación para la salud en los colegios disminuyó a cero”. Para solventar ese vacío, “apostamos por la creación de píldoras formativas por parte de enfermeras, y publicitarlo para darlo a conocer”. Defendía la posibilidad del cambio, porque “no existe nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento”.

Llegó el turno de Herradón, quien focalizó su intervención en la investigación. “Es necesario acercar el liderazgo a esta parte de la enfermería”. Porque investigar “nos permite recalcular la ruta enfermera y encontrar la forma de llegar al destino”.

Concluía, así, la primera mesa y comenzaba la segunda, moderada, en esta ocasión, por la directora de la Escuela de Liderazgo, Patricia Rebollo, quien invitaba a subir al atril a Zulema Gancedo (RN, MSc, PhD Student, Adj.Prof EUG. Gestión Sanitara), Arantxa Picón (Directora de Enfermería del Hospital Santa Marina) y Elvira Cobas (Experta en empoderamiento de mujeres, educadora y terapeuta transpersonal por la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Coach y Consultora).

Gancedo iniciaba su ponencia con un mensaje claro: “es necesario tener una visión de futuro para saber a dónde quieres llegar, e igualmente necesario tener capacidad de lucha para sacar adelante un equipo”. Un mantra de superación que apoyaba en la idea de “intentar eliminar los obstáculos que no nos permiten encontrar una mejora continua”. Como solución, reconoce que “un mapa de competencias sería lo ideal”, pero “sabemos que es difícil”. Por ello, iniciaron el llamado “Proyecto Gacela”, con el que “conseguimos que las enfermeras fueran partícipes”.

Continuaba Picón, que también comenzaba hablando de objetivos. “Me marqué, como prioritaria, la visibilidad y el liderazgo” porque, como directora de enfermería, “he tenido que demostrar mucho más que otras personas; mujer, joven y enfermera”. Sin embargo, dice, ha dado su fruto: “hemos conseguido un hospital referente y magnético”. Un logro que atribuye a todo su equipo. “Es muy importante potenciar y reconocer el talento de las personas, porque cada persona cuenta”. Un pensamiento que la llevó a organizar una jornada anual de reconocimientos, para implantar ese “sentimiento de pertenencia”, y a crear lo que define como la “piedra angular” de su gestión: la unidad de docencia e investigación. Unidad que tiene la misión de “aportar metodología a los proyectos de las enfermeras, manteniendo siempre sus nombres”. Cerraba su ponencia con la firme idea de no quedarse solo con la figura de la enfermera asistencial, y se dirigía a las presentes para pedirles un favor: “no os conforméis con el statu quo”.

Llegaba el turno de la última ponente, Elvira Cobas, que compartió una experiencia más emotiva y personal, confesando que se retiró del “lado asistencial” porque, pese a sentir que lo tenía todo, descubrió que no era así. “Del fracaso se aprende muchísimo más que del éxito. Existe el hoy y el camino que tenemos pendiente, nunca es tarde para cambiar”, decía. Y hablaba de “otra parte del liderazgo” menos destacada, la de “nuestra autoridad interior, de la capacidad que tenemos para hacer que las cosas pasen… porque, ¿qué es innovar si no romper las reglas?”. Enfocándose en su actual faceta como docente, insistía en que “el liderazgo en la educación universitaria no puede terminar en un plan de estudios, porque el alumno también tiene una transformación interior”, y ese aspecto hay que sostenerlo. “El liderazgo empieza por uno mismo, y conquistar la autoridad interior es un trabajo enorme, pero no podemos olvidar que el poder profesional no sirve de nada sin esa fuerza interior”.

Unas palabras que ponían el broche de oro a la segunda mesa y, prácticamente, a esta jornada. Rebollo volvía a tomar la palabra para dar las gracias a todas las ponentes “por su inmensa generosidad” a la hora de compartir sus experiencias en liderazgo y “por abrirse de esa manera” a las personas que habían decidido acompañarlas. Finalizaba, así, un encuentro cargado de emoción, motivación y ganas de cambiar los roles de la enfermería. Puedes revivir la jornada a través de este enlace.