Cuando nos planteamos evaluar una intervención sanitaria debemos tener presentes dos elementos indispensables e igual de importantes: el componente económico y los resultados en salud. La importancia del componente económico se sustenta en tres ideas. La primera es que los recursos son limitados para financiar todas las intervenciones o programas. La segunda es que al asignar los recursos disponibles a una intervención sacrificamos otras oportunidades para el uso de esos recursos, es decir, cualquiera de nuestras decisiones tiene un coste de oportunidad. Y, por último, las necesidades son ilimitadas. Por lo tanto, tenemos que escoger la forma más eficiente de utilizar nuestros recursos.

El medir los resultados en salud es el otro elemento sine qua non para poder evaluar. Debemos ser capaces de medir y cuantificar lo que aportan las diferentes intervenciones sanitarias a la sociedad en términos de salud, es decir, de esperanza de vida y calidad de vida, incluyendo procesos, gestión y organización.

El proceso de la toma de decisiones pasa por asignar y distribuir los recursos escasos de los que disponemos la sociedad. La economía de la salud es una ciencia que estudia cómo asignar estos recursos escasos entre diferentes alternativas para alcanzar el mejor resultado posible, es decir maximizando la esperanza y calidad de vida de la población. Cuando las decisiones sanitarias se llevan a cabo únicamente teniendo en cuenta los resultados en salud, eficacia y seguridad, es como si fuéramos a comprar sin tener en cuenta el dinero, los recursos de los que disponemos, y por lo tanto no estaremos consiguiendo el máximo beneficio en salud por los recursos que tenemos, y no estaremos siendo eficientes. Lo mismo pasa si no medimos los resultados en salud y solo tenemos en cuenta el componente económico, tampoco estaremos maximizando el beneficio en salud que es el objetivo último de este análisis. Por lo tanto, ambos componentes son indispensables para preservar y mejorar la eficiencia del Sistema Nacional de Salud.

Concentrándonos en la medición de los resultados en salud para la evaluación económica de las intervenciones sanitarias, las unidades más comúnmente utilizadas son las unidades de dimensión clínica o física, por ejemplo, las vidas salvadas o días de dolor evitados, o bien las unidades de calidad de vida relacionada con la salud, que se mide a través de cuestionarios genéricos como el EQ5D5L, el SF6D o el HUI. Evidentemente, los resultados de las diferentes intervenciones sanitarias o médicas llevan asociada una incertidumbre, que es clave trabajar para mantenerla al mínimo.

Podríamos pensar que el papel de la enfermería no es relevante para medir y cuantificar estos resultados en salud generados por las intervenciones sanitarias o médicas a los pacientes, pero es evidente que esto no es así. Este colectivo tiene un papel muy importante, aunque aún poco reconocido, en la implicación de la medición de los resultados en salud y es imprescindible que su tiempo de dedicación profesional pueda encontrar un equilibrio entre el tiempo asistencial y el tiempo dedicado a investigar. La enfermería es de los colectivos que está más cerca del paciente y que puede realmente contribuir a medir estos resultados en salud. Y, de esta manera, poder evaluar qué estrategias pueden ayudar a mantener y hacer más eficiente nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS). La ignorancia de la información realmente relevante del estado de salud del paciente provoca que la incertidumbre de los resultados en salud sea mayor de lo que debería ser. Por lo tanto, la colaboración e integración de este colectivo en los equipos de investigación es indispensable para que esta medición de resultados sea más robusta y tenga menos incertidumbre.

Los programas educativos de enfermería también deberían plantearse añadir conocimientos de gestión, de evaluación y económicos, para facilitar así la disponibilidad de un abanico mayor de herramientas que luego son imprescindibles para informar la toma de decisiones. Debemos aprovechar la coyuntura del COVID19 para ir estableciendo todos los cambios necesarios para esta mayor integración de todos los colectivos sanitarios, y así proteger nuestro SNS, que como hemos visto si nos falla, la economía se resiente y nuestro desarrollo como sociedad también.

Es importante, que los puestos directivos de este colectivo den la oportunidad a sus equipos de dedicar tempo de calidad a la investigación y se integren con colectivos de otros profesionales sanitarios para formar parte de equipos de investigación multidisciplinares.

Los equipos que vean esto como una oportunidad y la aprovechen, contribuirán a liderar la medición de resultados en salud con una reducida incertidumbre en sus centros, organizaciones e instituciones y, contribuirán a generar evidencia de los resultados en salud que generan a la sociedad, convirtiendo sus centros de trabajo en proveedores eficientes de salud.

¡Uno para todos y todo para uno!

Marta Trapero
Profesora titular e investigadora en Universidad Internacional de Catalunya (UIC Barcelona)