La práctica avanzada de la enfermería (PAE) es un campo que extiende y expande las fronteras del ámbito de la práctica contribuyendo, así, a su conocimiento y promoviendo el avance de la enfermería (declaración política RNABC, 2001). Se caracteriza por la integración y aplicación de un amplio abanico de conocimiento teórico basado en la evidencia que se adquiere en el ámbito de la formación de grado de enfermería (ANA, 2010, según cita Hamric & Tracy, 2019, p. 63).

Desde el comienzo de la vida, el ser humano ha evolucionado y ha explotado su capacidad de aprendizaje para desarrollarse y poder adaptarse a los cambios de una sociedad en continuo crecimiento. El concepto de “cuidar” es inherente a nuestra naturaleza, pero, si echamos la vista atrás, vemos una evolución históricamente rápida desde el uso que nuestros antepasados hacían de productos extraídos de la naturaleza para sanar, hasta el modelo de enfermería del presente, en el que la enfermera cada vez tiene un papel con mayor relevancia en todos los aspectos relacionados con la salud. Un papel con una sólida base teórico-práctica que precisa desarrollar nuevas estrategias para hacer frente a las crecientes necesidades y al reto de la cronicidad en nuestra sociedad (4).

Esta continua evolución nos ha obligado a reorientar el rol de la enfermera, como pieza imprescindible en la consecución objetivos sanitarios tan necesarios como la promoción de la salud y/o como la prevención y gestión de la enfermedad. Un proceso de desarrollo, aprendizaje y empoderamiento enfermero, en numerosas ocasiones con ciertas barreras sociales arraigadas y a la sombra de la figura médica, en el que definir las diferentes áreas de acción, los roles y capacidades independientes de la enfermería actual.

¿Cómo se define una enfermera de práctica avanzada?

El desarrollo del concepto de la Enfermera de Práctica Avanzada (EPA) comienza en EEUU a finales del siglo XX y, de allí, se ha extendido al resto del mundo para dar respuesta a las múltiples necesidades sociosanitarias de cada región, partiendo del modelo que propuso Patricia Benner en el que las enfermeras pasaban por diferentes niveles según iban adquiriendo conocimientos prácticos hasta alcanzar la experticia (1,2,6).

Según el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) se considera EPA a una “enfermera especialista que ha adquirido la base de los conocimientos de experto, las capacidades de adopción de decisiones complejas y las competencias clínicas necesarias para el ejercicio profesional ampliado cuyas características vienen dadas por el país en el que la enfermera está acreditada para ejercer.” (CIE, 2008). (1,2,3,6)

Esto nos lleva a identificar a la EPA como una enfermera con mayor formación académica y mayor grado de competencia y capacidad que la enfermera generalista, adquiridos a través de la investigación, evidencia y experiencia en un ámbito determinado. Son profesionales con un alto nivel de autonomía, capacidad para la gestión y reflexión clínica, y que ofrecen cuidados expertos a una parte de la población que comparte una situación de salud/enfermedad común (3,5,6). Dan solución a las crecientes necesidades sanitarias de nuestro entorno, manejando problemas complejos y reduciendo complicaciones, tiempos de espera y coste económico (1,2,3,5,6). La EPA contribuye de manera decisiva en la mejora de los resultados de salud y en la calidad de vida de las personas a las que van dirigidos sus cuidados (Arslanian-Engoren, Cynthia, 2019). (6)

Una difícil acreditación

Por otro lado, la ambigüedad generada por las distintas maneras de cada país (incluso de cada región dentro del mismo país) de interpretar la definición del CIE, hace difícil conseguir una acreditación internacional para la EPA y en ocasiones lleva a confundirlas con otras figuras relevantes como las Enfermeras Especialistas. (1)

Para la realización de este ensayo, realicé una encuesta anónima entre trabajadores de enfermería del Hospital Universitario de Cruces en Bizkaia, en la que participó una pequeña muestra de 100 enfermeras elegidas de forma aleatoria con una amplia franja de edad que comprendía tanto diplomad@s como graduad@s entre 25 y 61 años de edad y en la que participó personal de diferentes áreas asistenciales (hospitalización, pediatría, bloque quirúrgico, cuidados críticos y urgencias).

A pesar de que en Osakidetza llevamos más de una década trabajando y adaptando perfiles enfermeros para conseguir puestos funcionales que mejoren los resultados en cuanto a la continuidad y calidad de la asistencia, intentando disminuir los ingresos urgentes y las estancias evitables, y con la intención de mejorar la satisfacción de los pacientes con procesos complejos mediante el desarrollo de nuevos roles avanzados como el de Enfermera Gestora de Enlace Hospitalario, Enfermera Gestora de Continuidad y Enfermera Gestora de Competencias Avanzadas (4), se observa que el 64% del personal que participó en la encuesta, desconoce el concepto EPA y que entre el 36% que afirma conocerlo, un 6% tiene dudas relacionadas con cuáles serían sus competencias y el 3% restantes las confunde con la figura de enfermera especialista.

Esto me hace pensar que aún queda un largo recorrido en el desarrollo y afianzamiento de estos roles. La EPA, como figura emergente tiene un potencial incalculable que podría dejar en el olvido el modelo biomédico del que partimos y empoderar aún más a la enfermería, no sólo como profesionales que cuidan de su población para promocionar la salud y el bienestar, sino siendo capaces de liderar equipos y conseguir objetivos que hasta hace no mucho estaban fuera de nuestro alcance por meras cuestiones políticas y socioculturales, convirtiéndose en figuras de referencia para el resto de profesionales sanitarios dentro del ámbito específico en que desarrolle sus funciones.

 

BIBLIOGRAFÍA

  1. Comellas, M. “Situando a la enfermera de Práctica Avanzada en nuestro contexto”, Enfermería docente, AgInf. 2015, (76), 19,4, 149-152
  2. Sevilla-Guerra, S., Zabalegui, A. “Instrumento de análisis para el desempeño de la enfermera de práctica avanzada. 2019”, Elsevier, Enferm Clin. 2019;29(2):90-98
  3. Consejo Internacional de Enfermeras. Directrices de Enfermería de Práctica avanzada 2020.
  4. Proyecto estratégico 8: Competencias avanzadas de enfermería (Osakidetza).
  5. Comellas-Oliva, M., Novell Martí,G., Ramió Jofré, A., & Valls Molins, R. (2015). La construcción de la práctica avanzada en enfermería en el contexto sanitario catalán: Avanzando EN la disciplina enfermera. Univesitat de Barcelona. Escola Universitària d´Infermería
  6. Documentación Experto universitario en gestión y calidad asistencias desde el liderazgo enfermero, FUDEN.
Gorka Aldana Flores
Enfermero. Hospital Universitario de Cruces. Alumno 7º edición Experto Gestión de Calidad desde el liderazgo enfermero.