Desde hace un tiempo, los profesionales de enfermería empezamos a escuchar cada vez más el concepto de enfermera de práctica avanzada (EPA). Pero… ¿de qué estamos hablando? ¿Podría llegar a ser yo una enfermera de práctica avanzada? 

La enfermera de práctica avanzada (EPA) es, según definición del Consejo Internacional de Enfermería “una enfermera generalista o especializada que ha adquirido, mediante formación de posgrado (mínimo un título de máster) la base de conocimiento experto, habilidades para la toma de decisiones complejas y competencias clínicas para la práctica avanzada de la enfermera, cuyas características están modeladas por el contexto en el que se acredita para ejercer”. 

La complejidad de los cuidados enfermeros ha permitido que las enfermeras hayan podido adquirir nuevas competencias. Las unidades funcionales recientemente creadas en distintos hospitales han facilitado la formación de puestos de enfermera en práctica avanzada. Por ejemplo, una enfermera experta en la consulta de Cáncer de mama podría liderar el proceso de cuidado de la paciente, coordinándolo entre diferentes profesionales, realizando exámenes de salud, prescribiendo medicaciones, derivando a los distintos servicios como radiología o laboratorio y administrando quimioterapia. Por otra parte, sería formadora de otros profesionales y de ella misma mediante la investigación y la evidencia científica. Sería el motor de cambio a través de su liderazgo, promoviendo, innovando, influyendo en la modificación de estilos de vida y participando en políticas de salud. 

¿No parece beneficioso invertir en enfermeras de práctica avanzada para solucionar las nuevas realidades de los sistemas sanitarios? ¿Mejoraría la calidad asistencial? 

La realidad es que existen diferentes problemas de salud relacionados con los cuidados, a los que no dan respuesta los enfoques tradicionales de atención sanitaria. La incorporación de las EPA puede solucionar estos problemas, consiguiendo mayor nivel de accesibilidad, coordinación, eficiencia y resultados en salud.  

En su práctica integran competencias en: 

  • Liderazgo clínico y consultoría 
  • Gestión del cuidado 
  • Gestión del cambio y autonomía para la práctica clínica 
  • Mentoría y coaching 
  • Comunicación y relaciones interprofesionales
  • Gestión de calidad y seguridad 
  • Investigación, juicio clínico experto, educación y docencia 
  • Promoción de la salud y competencia cultural 
  • Protección y defensa de los derechos de los pacientes. 

Aunque en nuestro país el recorrido es pequeño, las EPA se crearon en Estados Unidos en 1960 y se implementaron en Reino Unido, Holanda y otros países nórdicos. En Estados Unidos, por ejemplo, existen cuatro tipos de EPA acreditadas con su licencia para ejercer: enfermera anestesista registrada (CRNA por sus siglas en inglés), enfermera partera (CNM), enfermera clínica especialista (CNS) y enfermera de atención directa (NP). 

En España, sin embargo, siempre ha existido confusión entre las funciones de las enfermeras con respecto a otros miembros del equipo y un desconocimiento importante de la evolución académica y formativa de la Enfermería. La EPA no se ve en competición con otros profesionales sanitarios, ni la adopción de otros proveedores de la salud se considera el núcleo de este tipo de Enfermería. Para evitar esto, se precisa en nuestro país una normativa que delimite bien esas funciones tan beneficiosas y que dote a las enfermeras de una infraestructura que promueva la practica avanzada. 

Y en eso estamos…el Consejo Internacional de enfermería (CIE), en el año 2020, ha definido nuevas directrices para determinar la enfermería de práctica avanzada a nivel mundial. Siempre deberían tener una gran preparación educativa, disponer de mecanismos regulatorios con políticas específicas en cada país que sostengan el ejercicio de las EPA y existir una naturaleza práctica, con capacidad para gestionar episodios complejos de cuidados y de integrar la investigación, la educación, el liderazgo y la gestión clínica como competencias. 

Numerosas investigaciones científicas describen los beneficios del desarrollo de estas competencias enfermeras, y que sus funciones son seguras y efectivas.  

Existe una gran demanda de esta figura en los sistemas sanitarios y sus competencias han demostrado que aportan un valor añadido a los cuidados. No producen más costes, facilitan la reducción del gasto en hospitales y disminuye la utilización de las urgencias, así como mejoran el acceso a determinados servicios. Son un recurso eficiente y por ello la sociedad precisa invertir en enfermeras postgraduadas con elevado nivel de formación y habilidades en cuidados clínicos y liderazgo. 

Es el momento de dar un paso adelante y reconocer la necesidad de la figura de la enfermera de práctica avanzada como líder para abordar los retos de proporcionar cuidados accesibles, seguros y asequibles. 

Y con todo esto… ¿estarías preparada para dar un paso más y ser una enfermera de práctica avanzada? Rompamos techos y hagamos que la Enfermería avance. Es nuestro momento. 

 

BIBLIOGRAFÍA 

1.- Internacional Council of Nurses. Advanced practice nursing: a global perspective 2002. URL disponible en http://www.icn.ch/Adelaide.htm 

2.- Gysin S. Sttas B. Odermatt M. Essig S. Advanced practice nurses´and general practitioners´first experiences with introducing the advanced practice nurse role to Swiss primary care: a qualitative study. BMC Family Practice (2019)20:163 

3.-Goodman C. Morales Asensio JM. De la Torre-Aboki J. La contribución de la enfermera de Práctica Avanzada como respuesta a las necesidades cambiantes de salud de la población. Metas de Enfermería 2013: 16(9) 20-25.

4.- International Council of Nurses. Directrices de Enfermería de práctica avanzada 2020. URL disponible en http://www.icn.ch/system/files/documents/2020-04 

Esther Pérez Tris
Alumna en experto de gestión y liderazgo FUDEN. Enfermera quirófano en Hospital Ramón y Cajal de Madrid