| Fundación para el Desarrollo de la Enfermería
Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) son uno de los entornos más complejos del sistema sanitario. En ellas se atiende a pacientes en estado crítico, con alta dependencia tecnológica y riesgo vital elevado. Este nivel de exigencia requiere profesionales con una combinación única de visión clínica, pensamiento crítico, liderazgo y excelencia técnica.
Ayer tuvimos el privilegio de contar en nuestro Máster de Gestión de Calidad desde el Liderazgo Enfermero con Arantxa Picón, Gerente del Hospital San Juan de Dios y antigua alumna de esta formación, quien impartió una clase fundamental sobre la función directiva de las enfermeras. Su sesión no solo fue una lección teórica, sino también una poderosa fuente de inspiración para romper inercias y compartir experiencias.
Ayer, en la jornada de homenaje a la enfermería de LA RAZÓN, se puso de manifiesto que la Enfermera de Práctica Avanzada (EPA) no solo está presente, sino que es una figura esencial en la respuesta a las nuevas necesidades sanitarias que la investigación hace surgir. El liderazgo de la EPA se forja en la especialización, la toma de decisiones compartidas y su capacidad para gestionar los procesos crónico-complejos.
En el contexto actual de transformación de los modelos de atención en salud mental, marcado por el paso de un enfoque biomédico institucionalizado hacia uno más integrador, centrado en la persona y en la salud comunitaria, la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada en Salud Mental (EPASM) emerge como un elemento clave para liderar el cambio, mejorar la calidad asistencial y responder a las crecientes necesidades poblacionales.
