Mis porqués
La primera vez que dije que quería ser matrona fue la primera vez que vi un parto. Fue tal la emoción que sentí, al presenciar aquel milagro, que me desmayé y caí redonda al suelo. Aún hoy, regresan de mi memoria las sensaciones que viví aquel día: aquella madre, trayendo a la vida a su bebe con la fuerza de una leona; aquel bebé, fabricando su primera respiración en un fugaz equilibrio sobre la delgada línea entre la vida y la muerte; o aquella mezcla entre líquido amniótico, sudor y sangre que siempre ha representado para mí el más puro “olor a vida”… Todo ello despertó en mí la vocación que hoy es mi profesión y uno de los pilares fundamentales de mi vida.
Entonces, respondí a mi porqué: porque ser matrona no es solo una profesión. A lo largo de la historia, se nos ha nombrado de muchas maneras diferentes: matrona, partera, comadrona… Nuestro “sentir como matronas” es difícilmente descriptible solo con palabras. Atesoramos un cuerpo propio de conocimientos y de sabiduría ancestral que nos dota de una riqueza que se asemeja más a un arte que a una labor en el mundo.
Las matronas somos…
Las matronas somos conocimiento científico. Somos intuición. Somos guía e impulso que da fuerza y esperanza. Somos emoción.
Como fieles defensoras del mundo de la mujer y de todos sus procesos, acompañamos en todos aquellos momentos vitales donde una mujer, un bebé o una familia en construcción se hacen presentes. Prepararte para todo ello es lo que pretendemos en la Escuela de Postgrados de Fuden, con el Experto en consultoría y asesoramiento en lactancia materna. Lo hemos pensado para que encuentres la emoción que yo sentí al presenciar por primera vez un parto y respondas a tu porqué como matrona.