Hoy, en el Día Mundial de la Educación, celebramos un derecho fundamental que transforma vidas, rompe barreras y abre la puerta a un futuro lleno de posibilidades: el acceso a una educación de calidad.
Desde que la Declaración Universal de Derechos Humanos reconoció la importancia de la educación como piedra angular de la igualdad y el progreso hace más de 70 años, este derecho ha sido un pilar fundamental en la construcción de sociedades más justas, igualitarias y sostenibles.
Una promesa que no se cumple
Pero a pesar de los años de progreso, para millones de niños y niñas en el mundo, este derecho sigue siendo un derecho que se vulnera, una promesa que no se cumple. La pobreza, los conflictos armados, la desigualdad de género, el cambio climático y las crisis humanitarias son algunos de los obstáculos que les privan de la oportunidad de ir a la escuela, aprender y soñar con un futuro mejor.
Según la UNESCO, en 2024, 251 millones de niños y niñas y jóvenes de entre 6 y 18 años, siguen sin escolarizar. Esta realidad se traduce en que, a pesar del progreso, todavía queda mucho trabajo por hacer.
Una educación de calidad no solo proporciona a los niños y niñas conocimientos académicos, mejores oportunidades laborales y una mejora en su nivel de vida, sino que también obtienen las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas sobre su salud, sus familias y sus comunidades.
De igual manera, acudiendo a la escuela, desarrollan habilidades que mejoran la tolerancia y la empatía con los demás. Valores fundamentales para construir un mundo donde las diferencias entre culturas, religiones y sociedades se convierten en puentes y no en muros. Por lo tanto, la educación de calidad es una de las fuerzas más poderosas para romper el círculo vicioso de la pobreza intergeneracional y promover una sociedad más igualitaria.
Es el pilar fundamental para el cambio social
Garantizar una educación igualitaria y de calidad para todas las personas es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, concretamente reflejado en el ODS número 4. De hecho, es un requisito previo para lograr los ODS restantes, ya que, sin educación de calidad, difícilmente se consigue erradicar la pobreza, la desigualdad de género o incluso la desigualdad de oportunidades.
Por tanto, una ciudadanía global más activa, consciente y solidaria sólo es posible si invertimos en la educación como base del cambio social.
En este Día Internacional de la Educación, reafirmamos nuestro compromiso con este derecho universal. Construyamos puentes de aprendizaje en lugar de muros de desigualdad. Trabajemos para garantizar que ningún niño ni niña quede fuera del aula y que los lápices y cuadernos sigan siendo símbolos de esperanza y cambio.
Fuentes:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, Naciones Unidas: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights
Objetivo 4, Naciones Unidas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/education/
‘251 millones de niños y jóvenes siguen sin escolarizar pese a décadas de progreso’, Informe de la UNESCO: https://www.unesco.org/es/articles/251-millones-de-ninos-y-jovenes-siguen-sin-escolarizar-pese-decadas-de-progreso-informe-de-la-unesco
‘¿Qué es la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía global?’, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo: https://www.aecid.es/en/la-aecid/educaci%C3%B3n-y-sensibilizaci%C3%B3n-para-el-desarrollo/%C2%BFqu%C3%A9-es-la-educaci%C3%B3n-para-el-desarrollo