¿Debe el soporte vital avanzado adaptarse a las circunstancias?

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28 de abril de 2021

Práctica basada en la evidencia en soporte vital avanzado

Cuando hablamos de soporte vital avanzado pensamos en recomendaciones, algoritmos, guías, protocolos. Es uno de los campos en los que la última evidencia es más accesible y fácil de obtener. Por eso, si tuviéramos que elegir un ejemplo de práctica basada en la evidencia, el soporte vital avanzado sería perfecto. O no.

Muchas veces, cuando pensamos en soporte vital avanzado nos cuesta salirnos de estas directrices. Somos rígidos y estrictos con este tipo de atención. Sin embargo, en otro tipo de emergencias, sí sabemos adaptar las guías a las circunstancias y recursos. Por ejemplo, en un paciente traumático sangrante, si no disponemos de sangre (que es lo óptimo para reponer volemia) usamos cristaloides, podemos usar un tipo de inmovilización u otra, dependiendo del medio de transporte que vayamos a usar, el terreno… Es decir, nos adaptamos al medio y a las circunstancias del paciente. Y esto también es práctica basada en la evidencia.

soporte vital avanzadoLa práctica basada en la evidencia no es solo aplicar los últimos conocimientos científicos sobre un tema. También es adaptar esa evidencia (generalizada) a nuestros recursos materiales y humanos, nuestras destrezas y los valores del paciente.

¿Acaso es lo mismo comprobar la inserción de un tubo endotraqueal en una UCI que en un andén de metro? ¿O tratar una bradicardia en un domicilio o en un paciente hipotérmico? ¿Es igual de sencillo conseguir un acceso parenteral si llevas dos meses trabajando que si tienes diez años de experiencia? No. La evidencia puede ayudarte, pero si no sabes adaptarla puede actuar en tu contra.

soporte vital avanzadoUn buen ejemplo de adaptación de la evidencia a las circunstancias son los cambios que se han tenido que introducir en el algoritmo de soporte vital avanzado en paciente COVID. Veamos algunos puntos que rompen con algunos de los “dogmas” más importantes del soporte vital avanzado:

  • Minimice las interrupciones de las compresiones: El algoritmo de SVA avanzado en COVID de la AHA nos pide que “interrumpamos las compresiones para intubar al paciente”. ¿Para qué? Para minimizar el riesgo de aerosoles mientras el operador intuba (una de las técnicas que más riesgo conlleva).
  • El manejo avanzado de la vía aérea no es una prioridad durante un intento de RCP: En el algoritmo estándar aparecía “considere un manejo avanzado de la vía aérea” tras la segunda descarga.  Sin embargo, en casos COVID uno de los primeros pasos del algoritmo te indica “prepare para intubar”.
  • Uso de compresor mecánico. La recomendación habitual indica que se hagan compresiones manuales a un ritmo entre 100-120 cpm, a una profundidad de entre 5-6 cm en adultos. Pero las circunstancias, el riesgo para el reanimador y la falta de recursos humanos ha hecho que se indique que se “considere el uso de compresor manual”.

La práctica basada en la evidencia en el soporte vital avanzado debe tener en cuenta otros factores además de la última evidencia científica. La capacidad de adaptarnos a la situación, la patología, los valores del paciente, los recursos y la experiencia del equipo de reanimación puede ayudar a aumentar las posibilidades de supervivencia del paciente y, en algunos casos, aumentar la seguridad de todos.

 

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