Las 5 grandes mentiras del papel de la enfermera en el soporte vital

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3 de abril de 2024

Desmitificando el papel de la enfermería en soporte vital

Hablemos de los mitos que nosotras mismas nos creemos de lo que podemos o no podemos hacer en un caso de soporte vital básico o avanzado.

Hace unas semanas os adelantaba que estábamos preparando el contenido de este post. Es un tema que me “mueve” especialmente y que intento sacar siempre en los cursos que imparto de soporte vital avanzado para desmitificar el papel de la enfermería en el soporte vital.

Estas son algunas de las frases que he escuchado en mi trabajo o en los cursos que imparto sobre este tema de boca de muchas compañeras. Y, es que, a veces somos nosotras mismas las que nos ponemos palos en las ruedas para desarrollar todo nuestro potencial. Otras veces, los límites vienen de otros profesionales que todavía no conocen o no quieren conocer nuestras competencias y nuestro enorme potencial.

Así que, aquí van las grandes mentiras del papel de la enfermera en soporte vital.

1. “Si hay una PCR, aviso a la UCI y espero hasta que lleguen y me digan qué hacer”

La supervivencia del paciente va a depender mucho de la intervención inmediata de la persona que presencia o detecta el paro cardíaco. Nuestro papel a pie de cama nos hace ser muchas veces esa persona.

No basta con pedir ayuda y activar el sistema de emergencias, hay que iniciar las maniobras de RCP de inmediato; compresiones, ventilaciones y desfibrilación precoz. Por eso, todas las enfermeras (y ya de paso, todo el personal sanitario y no sanitario) debe estar formado, al menos, en RCP básica y desfibrilación.

2. “Yo no puedo desfibrilar al paciente sin que me lo indique el médico”

La desfibrilación precoz es un eslabón fundamental en la cadena de supervivencia en adultos, donde las PCR de origen cardíaco son más frecuentes, es vital realizar una desfibrilación precoz si está indicada.

En ocasiones, he oído: “es que yo no me atrevo a desfibrilar, por si no estoy segura de que el ritmo es desfibrilable”.

Para quitarse este miedo hay dos soluciones. La más sencilla es usar un DEA que nos va a indicar si el ritmo es o no es desfibrilable, la mayoría de los desfibriladores manuales actuales tienen modo DEA, para poder emplearlo en estos casos.

La otra solución es entrenar, entrenar y entrenar en soporte vital para no dudar de nuestros conocimientos y capacidades de detección de un ritmo desfibrilable.

3. “El soporte vital es solo para enfermeras de urgencias o UCI, no es necesario que todas sepamos de esas cosas”

La formación en soporte vital básico debería ser obligatoria para TODO el mundo. A mayor porcentaje de población formada en RCP, mayor porcentaje de supervivencia en una PCR y menores secuelas.

Esto, que es muy lógico, cobra una importancia todavía mayor si hablamos de personal sanitario y, todavía más, si hablamos del personal de enfermería, las profesionales que pasamos más tiempo con los pacientes.

Así que, sí es imprescindible que todas las enfermeras estén formadas en soporte vital básico y entrenadas en estas habilidades de forma frecuente (al menos cada 2 años).

Y yo iría un paso más y diría que deberían estar formadas en soporte vital avanzado, ya que como enfermeras pueden tener que formar parte del equipo de reanimación y su entrenamiento puede mejorar el éxito de este.

4. “No, la medicación en la PCR no puede administrarla una enfermera sin que se la prescriban, es ilegal”

Una enfermera con conocimientos y entrenamiento en soporte vital avanzado puede actuar en un caso de PCR o ritmos pre-parada de forma autónoma. Las actuaciones que se describen en un algoritmo de reanimación están estandarizadas y validadas por organismos internacionales. Eso quiere decir que la medicación ahí descrita puede administrarse sin prescripción médica, si está indicada en ese caso.

Por lo tanto, sí una enfermera con capacitada en SVA puede administrar adrenalina en un caso de PCR, pero también amiodarona en una FV refractaria y el resto de los fármacos descritos en estos algoritmos.

5. “Una enfermera nunca puede ser el líder de un equipo de reanimación, siempre tiene que ser un médico”

Quizás esta mentira es una de las que más me duele últimamente. Empiezo con la afirmación que resume todo. La persona que lidere un intento de reanimación debe ser la que esté mejor capacitada para ello en ese momento.

Sí, no pone nada de si es enfermero, médico, intensivista o lo que sea. Es quien esté mejor capacitado para ello. Que sí, en la mayoría de las ocasiones será un médico, no lo dudo, pero en otras muchas será una enfermera.

Una enfermera entrenada en SVA y con experiencia en situaciones de emergencia puede estar perfectamente capacitada para desarrollar el papel de líder en un equipo de reanimación. Porque sabe hacerlo, porque puede hacerlo y porque si es la persona más capacitada, debe hacerlo.

La enfermera debe estar preparada para liderar una situación de soporte vital, ya que es muy probable que en algún momento necesite ser capaz de llevar a cabo este rol, al menos, hasta que llegue alguien más capacitado para sustituirla.

El protagonista de esto es el paciente, no ninguno de nosotros. Y el objetivo de todos, su supervivencia.

Por todo esto, en cada curso de soporte vital que imparto me esfuerzo mucho en hacer ver a cada enfermera que asiste que confíe en su competencia, que se esfuerce por no tener un mero rol ejecutor de las directrices de otro, que tenga criterio propio y que se atreva a probar el papel de líder, incluso, aunque no se sienta cómoda en él. Las primeras que tenemos que creernos que somos capaces de hacer todo esto somos nosotras, sino; ¿cómo vamos a demostrárselo a los demás?

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