Descripción
La terapia con ejercicio se ha convertido en una de las modalidades terapéuticas más utilizadas en las últimas décadas.
Entre sus beneficios, destacan algunos como la reducción significativa del riesgo de enfermedad coronaria, hipertensión, obesidad, mejoras en la distensibilidad arterial y el metabolismo celular, incrementos en el consumo máximo de oxígeno y la capacidad funcional global relacionadas con actividades de la vida diaria.
Existe además evidencia de su efectividad en pacientes de distintos ámbitos de la práctica de fisioterapia como: esclerosis múltiple, osteoartritis de rodilla, dolor de espalda crónico, insuficiencia cardíaca crónica, y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Por tanto, hay un amplio campo de trabajo en el que el ejercicio ha demostrado sus beneficios.
El fisioterapeuta, como profesional sanitario, es el único responsable de llevar a cabo el desarrollo de un programa de ejercicio terapéutico en personas con algún tipo de patología.
Por lo tanto, es imprescindible conocer las características del ejercicio, saber cuándo se indica o cuando se debe parar o modificar. Del mismo modo, saber ajustar la dosis óptima de ejercicio según los parámetros que influyen en él (frecuencia, intensidad, volumen, etc.).