Competencia enfermera en canalización ecoguiada de catéteres intravenosos centrales de inserción periférica
¿Cuántas veces has tenido que “implorar” al médico que pida que le cojan una vía central al paciente porque la medicación que tiene está destrozando su árbol vascular y ya no sabes qué hacer ni dónde pinchar? ¿Cuántas veces has tenido que esperar para que llegara el equipo de la UCI o anestesia para canalizar ese acceso que el paciente necesita?
En mis años en planta he vivido esto en numerosas ocasiones; pacientes con nutrición parenteral que necesitan un acceso central, pacientes de nefrología con perfusiones incompatibles que necesitan muchos accesos periféricos, pacientes geriátricos con mal acceso vascular periférico con tratamientos antibióticos muy lesivos… Como enfermera eres tú la primera que se da cuenta de esa necesidad de un acceso diferente.
En EEUU, para que una enfermera pueda canalizar un catéter central de inserción periférica o un catéter de línea media (midline) debe tener un entrenamiento concreto que le da una acreditación especial. En España, actualmente no está tan regulado, en muchos centros hay equipos de terapia intravenosa de enfermería, pero, a veces, sus recursos personales son tan limitados que no se adaptan a la demanda que hay.
Y parece que el tema tiene bastante más importancia de la que le damos a veces. Según el EPINE (Estudio de Prevalencia de las Infecciones Nosocomlales en España), más de un 73% de los pacientes están expuestos al riesgo de infección nosocomial por el simple hecho de ser portadores de una vía venosa periférica y cerca del 11% por ser portadores de una vía central. La elección del acceso, el cuidado del mismo y la idoneidad parecen aspectos de vital importancia.
Al hilo de esto, os dejo una frase de Nancy L. Moureau, enfermera estadounidense referente internacional de accesos vasculares.
“Cada vez que una aguja atraviesa la piel y entra en un vaso existe un riesgo potencial de infecciones, trombosis, flebitis, hemorragia, daño en el vaso o en otros tejidos.”
Debemos ser conscientes que canalizar un acceso venoso no es una técnica exenta de riesgos y que cada intento, cada vía que el paciente tiene canalizada es una puerta de entrada.
Para Moureau, las competencias de enfermería en este tema tienen 4 pilares fundamentales.
1. Saber elegir qué dispositivo necesita mi paciente en este momento
La enfermera debe ser competente para evaluar el estado del árbol vascular del paciente, la medicación que debe recibir, el tiempo de tratamiento y los potenciales riesgos de la técnica.
Tras esta evaluación, debe ser capaz de decidir qué tipo de acceso necesita el paciente: un acceso periférico, un acceso de línea media, un PICC… Y el tamaño más adecuando.
Para este último punto, la ecografía es vital. Con ella podremos medir el calibre del vaso, valorar el recorrido… Nos ayuda a seleccionar el vaso perfecto, esto repercutirá, y mucho, en el éxito de la técnica.
2. Saber insertar el catéter de forma correcta
Debe estar formada y entrenada en la canalización de los diferentes tipos de acceso. Debe saber llevar a cabo la técnica completa con las medidas de asepsia necesarias desde la valoración hasta la verificación.
En este punto, ya está de sobra demostrado que la capacidad de insertar un catéter con éxito se multiplica si en lugar de realizar una técnica a ciegas se emplea la ecografía como guía de la técnica. Esta herramienta además permite adelantarse a posibles complicaciones, resolver problemas y ayudar a la verificación del dispositivo.
Con todo esto, parece que el tema de los accesos centrales de inserción periférica (PICC) o catéteres de línea media (midline) va más allá de quien puede insertarlos
3. Saber cuidar/manejar el acceso canalizado
De nada sirve haber canalizado un acceso con éxito si no sabemos cuidarlo. En tratamientos prolongados, el paciente se beneficiará de este tipo de accesos, pero para que esto sea así debe hacer un cuidado minucioso y una vigilancia del estado del catéter.
De igual forma, la enfermera debe evaluar de forma continua la necesidad de ese acceso, la idoneidad de éste y retirarlo si es preciso antes de que cause complicaciones.
4. Ser capaz de evaluar estas competencias anteriores de forma habitual
La enfermera o el sistema debe ser capaz de evaluar estas acciones. Para ello se deben registrar complicaciones, eventos adversos, infecciones relacionadas con la inserción y mantenimiento de estos dispositivos en los pacientes.
El control se hará, sobre todo, para detectar áreas de mejora y de necesidad de formación o entrenamiento.
La formación es la clave
Estos cuatro pilares fundamentales en la competencia de enfermería en la inserción y mantenimiento de PICC y midline giran en torno a un concepto clave: La formación. La única manera en que la enfermera estará capacitada para todas estas necesidades es haber recibido formación de calidad, estando actualizada en los cuidados y entrenando.
Un curso de canalización de PICC y Midline teórico o con poca práctica no va a conseguir alcanzar un alto nivel de competencia. Se necesita más, se necesita “hacer mano”, como se decía antes.
Para entrenar en sanidad, como siempre digo, es mejor hacerlo en un entorno simulado, donde el error es un aliado, no un lastre.
Por eso, desde el Centro de simulación clínica de Fuden hemos lanzado un Curso de “Inserción, manejo y cuidados de PICC ecoguiados”, en el que tú, el alumno, serás el protagonista. Solo 3 alumnos por ecógrafo, prácticas en simuladores y fantomas, un curso exigente para una labor importante.