El día 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia. Por ello, desde FICO queremos visibilizar esta enfermedad y profundizar en las características propias de esta enfermedad y del papel del fisioterapeuta en su tratamiento.
Por definición, la fibromialgia es una enfermedad crónica que se caracteriza por dolor musculoesquelético no inflamatorio, generalizado y difuso. Además, presenta dolor en localizaciones anatómicas concretas muy sensibles a la palpación (denominados “Tender Points”). Junto al cuadro doloroso, los pacientes pueden sufrir también trastornos del sueño, astenia, rigidez matutina, parestesias, malestar abdominal, problemas genitourinarios, síntomas torácicos, sensibilidad a la temperatura, etc.
Su diagnóstico se realiza fundamentalmente a través de la clínica del paciente. En este sentido, el Colegio Americano de Reumatología estableció unos criterios de clasificación para diagnosticarla, basándose en dos hechos:
- Historia de dolor generalizado durante al menos tres meses, y presente a ambos lados del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura pélvica, así como en el esqueleto axial.
- Dolor a la presión al menos en 11 de los 18 “Tender Points”. Estos son 9 pares de puntos bilaterales y que tienen la misma localización en todos los pacientes.
Además de estos criterios se deben descartar otras enfermedades y realizar un adecuado diagnóstico diferencial (síndrome de fatiga crónica, artritis reumatoide, etc.)
Finalmente, el papel del fisioterapeuta en esta patología se centra en la mejora de la sintomatología del paciente. Para ello, se emplean diferentes técnicas como el ejercicio terapéutico, que es la medida más eficaz en el tratamiento de estos pacientes y se compone de ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento. Los primeros consisten en actividades que impliquen grandes grupos musculares (como caminar, bicicleta estática o natación) y un aumento de la frecuencia cardíaca sin superar el umbral anaeróbico. Estos se complementan con ejercicios de fortalecimiento, resistencia y potencia muscular con bandas elásticas, pesas, etc., controlando la intensidad para no empeorar el cuadro del paciente.
Además del ejercicio, el tratamiento se complementa con otras técnicas analgésicas como masoterapia, estiramientos, termoterapia o crioterapia, hidroterapia y electroterapia, con el objetivo de disminuir el síntoma principal del paciente, el dolor.
Puedes descargar gratis la infografía Tender Points en fibromialgia.