Descripción
Es necesario un enfoque holístico en las prácticas de los cuidados enfermeros. El paciente necesitado de cuidados es un sujeto que tiene nombre y apellidos, que tiene una psicobiografía determinada, que pertenece a un grupo social, con el que se relaciona mejor o peor, y a una cultura; que tiene o no una familia, un puesto de trabajo, unas relaciones sociales, que usa o no los recursos sociales disponibles para su grupo y que además padece una enfermedad. Centrar la atención exclusivamente en la psicopatología y en la psicofarmacología es convertir al “sujeto” en un “objeto”.
El enfermero deberá, pues, hacerse cargo del sujeto en su integridad, sin reduccionismos improcedentes, siendo consciente además de que él mismo forma parte de un grupo cultural con el que comparte creencias, prejuicios y estereotipos; y que en su ejercicio profesional se va a confrontar con individuos que comparten la misma cultura, pero cada vez más con otros procedentes de otros lugares del mundo y portadores de culturas diferentes. Los cuidados enfermeros deberán ser “integrales” pero también “culturalmente competentes”.
El estudio de la salud y la enfermedad necesita tener en cuenta no sólo factores biológicos, sino también sociales, culturales, económicos, psicológicos y éticos si pretende comprender todos los fenómenos implicados en la ciencia y en la actividad que llamamos Enfermería, porque cuando los enfermeros conocen los valores culturales, creencias y modo de vida de los individuos, el cuidado que se brinda es mucho más provechoso e integral para estos.