Accésit de los Premios Metas 2020: conciliación familiar, laboral y personal de las enfermeras en España

Feb 23, 2021

María Nélida Conejo, Amelia Amezcua y Claudia González, miembros de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (Fuden), son las autoras del trabajo ganador del primer accésit de los Premios Metas 2020, un estudio completo sobre la conciliación de las enfermeras en España. ¿Realmente hay conciliación en la Enfermería?

 

 

Su trabajo está basado en un estudio sobre la conciliación familiar, laboral y personal de las enfermeras en España. ¿Qué les llevó a investigar sobre el tema?

La verdad que el origen del estudio se remonta a nuestras propias impresiones, percepciones y vivencias como enfermeras; una especie de “observación participante” no intencionada derivada de nuestro bagaje personal y laboral. Empezamos a observar y escuchar de forma repetitiva ciertos malestares comunes en muchos compañeros de profesión, en su mayoría relacionados con las dificultades para tener un equilibrio entre la vida personal y laboral, independientemente de las cargas familiares, era un denominador común entre el colectivo. Surgió así la hipótesis de si las enfermeras, por las características diferenciales de nuestro trabajo y nuestras condiciones laborales, sufrimos una tensión mayor y constante, respecto a otras profesiones, entre las exigencias de nuestro puesto de trabajo (mayoritariamente en el ámbito asistencial) y los cuidados familiares y personales.

El concepto de Conciliación familiar, laboral y personal entendido no como “paquete de medidas para las madres”, sino como un derecho de todas las personas a un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el personal, se configuró como foco principal de la investigación, ya que expresaba esa necesidad sentida de llevar adelante una trayectoria vital, social, familiar y laboral plena en todas estas dimensiones. Y así empezamos nuestra búsqueda de información y recopilación de opinión de expertos e informes publicados sobre Conciliación Enfermera, incorporando otros conceptos, como el de la pobreza de tiempo, bajo la hipótesis de que la Enfermería dedica muchas horas “extra” al estudio y actualización constante de sus conocimientos como (auto)exigencia profesional, más que otros colectivos profesionales; y esto redunda en una mayor pobreza de tiempo y dificulta más ese equilibrio entre lo personal y laboral.

Pero el conocimiento de los malestares y tensiones que viven los profesionales no es solo cuestión de “conocimiento experto”, sino que había que dar voz a los protagonistas, recoger, explorar y objetivar qué sentían los profesionales, y así surgió el diseño del Barómetro de Conciliación Enfermera, siendo la enfermera sujeto y objeto del estudio de investigación. Diseñamos este barómetro conscientes de que estas dificultades y malestares, aunque se viven como individuales, se insertan en condiciones y procesos sociales más profundos y están influenciados por el contexto social y político de cada momento. Por eso nos propusimos su análisis cada dos años, para poder valorar la tendencia en el tiempo y explorar qué factores políticos y sociales, modulan estos procesos. Empezamos en el 2018 sin pensar que el 2020, año en el volveríamos a pasar el barómetro nos traería un contexto tan diferente como el que hemos vivido, pero así ha sido, y hay que hablar del impacto de la pandemia en estos términos también, en el agravamiento de las crisis de cuidados y esperemos que el análisis arroje estos resultados.

¿Creen que en España se le da la importancia suficiente a la conciliación? En caso de que no sea así, ¿Qué sería necesario cambiar? ¿Qué tipo de medidas se podrían adoptar para conciliar la vida laboral y familiar?

En España no se entiende la Conciliación como el derecho de todas las personas a un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el personal (familiar, ocio, amigos…), sino como algo que atañe a las mujeres, a las madres, o en el mejor de los casos a las familias. En gran parte porque cuando se habla de políticas y leyes para mejorar la conciliación, se habla de permisos parentales por cuidado de hijos y por ejemplo, no se habla de otras cargas como cuidados a dependientes; ni se habla de proyectos vitales atrasados como la emancipación de casa de los padres, edad de tener hijos, renuncia a tener hijos o el número de hijos deseados, renunciar a hacer planes como asistir a eventos familiares importantes… y todo esto es conciliación.

¿Qué sería necesario cambiar para dotar de esta dimensión a la Conciliación? Sería necesario un cambio de enfoque en la sociedad, en las políticas, en el que los cuidados (también los profesionales), se sitúen en el centro, desde un enfoque de corresponsabilidad social. No hay calidad de vida, si no hay calidad de apoyos. No existe una correlación directa entre el crecimiento económico de un país ni su tasa de empleo, con la mejora de calidad de vida y bienestar. Si cambiamos el enfoque, de lo económico (y laboral) a los cuidados, tendremos el impacto en la calidad de vida y el bienestar de las personas, familias y comunidades. La pandemia nos ha mostrado mucho sobre este déficit de cuidados a nuestros mayores y el papel de los colegios para los niños.

¿Qué tipo de medidas? Las medidas y propuestas sobre Conciliación deben tener tres ejes vertebradores fundamentales: tiempo, servicios y dinero. No generar más pobreza de tiempo, ni pérdidas económicas y crear servicios de apoyo reales; que la conciliación no dependa de favores personales, ni familiares y que las oportunidades no estén sujetas excedencias con pérdidas económicas. En concreto sobre la Conciliación Enfermera en el Barómetro 2020 hemos incluido algunas propuestas que salieron de una jornada con expertos de diferentes ámbitos y organizaciones, para que los profesionales ponderasen su importancia.

Así hemos preguntado sobre nuevas propuestas en la jornada laboral (lleva un siglo sin cambiarse), por ejemplo 4 turnos de 6 horas solventarían la mayoría de reducciones de jornada por cuidado de hijos/familiares o por estudios sin pérdida retributiva; programación periódica de oferta pública de empleo y resolución en tiempo mínimo de la misma, lo cual facilitaría la gestión de la vida personal y organización de tiempos en los itinerarios vitales; adaptaciones de jornada/reubicación por motivos de especial vulnerabilidad como divorcios, fallecimiento de progenitor, familia monoparental, familiares/hijos con discapacidad y dependencia; servicios de cuidados en el centro de trabajo y/o durante las formaciones y colaboraciones que se hagan fuera de jornada: más allá de las guarderías, también, ludotecas… entre otras propuestas.

Hasta el momento actual, en España lo que se ha desarrollado son parches “para la crianza de hijos” y no soluciones para la conciliación. Abogar por una Ley de Cuidados y de sostenibilidad de la vida, sería hablar de medidas para la Conciliación, así es como habría que entender este término. Y son los cuidados enfermeros los que sostienen la vida y la fuerza laboral de la Enfermería, en términos cuantitativos y cualitativos, de la que depende la sostenibilidad del sistema sanitario, habrá que promover medidas reales para garantizar esa Conciliación para la Enfermería.

Ante los resultados obtenidos, ¿Qué conclusiones han llegado?

La enfermería no concilia. Con este estudio hemos confirmado que las vivencias personales que teníamos, es en realidad algo generalizado en toda la profesión. Da igual si nos comparamos con otras profesiones o con anterioridad a la crisis económica, la percepción de los enfermeros es bastante mala sobre su propia conciliación. Las condiciones laborales que implica trabajar en horarios que no sigue la mayoría de la gente y carecer de medidas reales de conciliación, provoca que se pare o retrase el desarrollo personal de las enfermeras en otras áreas que no sea la laboral. Las enfermeras queremos tener vida más allá de nuestro centro de trabajo, pero nos resulta muy difícil con las condiciones laborales que tenemos.

A esto, hay que sumarle la inestabilidad laboral que supone no conseguir la plaza fija hasta cumplir prácticamente los 40 años, la turnicidad que implica trabajar en el área asistencial de la Enfermería, o la pérdida económica que supone reducirte la jornada para poder cuidar de tus hijos o de personas a tu cargo porque no te ofrecen otra opción posible.

¿De qué manera han desarrollado el estudio?

Primero, tuvimos que crear el cuestionario porque no existía ninguno previo. Nos basamos en el Índice efr de la Fundación Masfamilia y pedimos que lo cumplimentaran un grupo reducido de enfermeros. Tras corregir algunos ítems, solicitamos la participación en el estudio a un número bastante más amplio de enfermeros que se habían registrado en nuestra Fundación.

Posteriormente, ponderamos los resultados en cuanto a edad, sexo y CCAA con respecto a datos nacionales recogidos por el Instituto Nacional de Estadística y Sondea realizó el análisis estadístico.

¿Qué ha supuesto para vosotras ganar este premio?

Ganar este premio supone una gratificación significativa para nosotras por varios motivos; la primera y más evidente porque da sentido a lo que hacemos, reconociendo y valorando nuestro trabajo y esfuerzo de los últimos dos años. También nos demuestra que nuestra inquietud y preocupación por mejorar este problema, tan fundamental, pero sin demasiado eco en la disciplina, es compartida. El segundo es que como grupo de investigación nobel, nos motiva a seguir y también nos consolida como equipo. Por último y esencial, el ganar cumple con nuestro objetivo de visibilizar; creemos en la investigación e innovación responsable, que busca disminuir la brecha entre la comunidad científica y las personas objeto de la investigación. ¿Cómo vamos a mejorar la conciliación de las enfermeras sin contar con ellas? Para cambiar una realidad, primero hay que visibilizarla, y gracias al premio hemos dado un paso adelante en ello.

¿Creéis que con la crisis sanitaria que estamos viviendo se ha agradecido y valorado lo suficiente la labor enfermera? Y respecto a la conciliación, ¿se ha respetado?

Desde luego que el trabajo de las enfermeras ha sido agradecido y valorado por la sociedad, pero como suele ocurrir, parece haberse limitado a lo circunstancial y simbólico del momento. El año 2020 debería servir como un catalizador para un cambio estructural, duradero, que eleve el perfil de la enfermería, pero para ello es necesario que la población, y quienes tienen el poder para cambiar nuestras circunstancias, estén sensibilizados e instruidos, y que entiendan lo que podemos hacer siempre y cuando contemos con los recursos adecuados y necesarios. También que las enfermeras tomen conciencia, trasciendan de la indefensión aprendida y no normalicen esta situación. Adecuar nuestras condiciones a nuestras necesidades como profesionales, pero también como ciudadanas, sería el verdadero agradecimiento, y sinónimo de que se valoran las extraordinarias contribuciones que hacemos en las sociedades de todo el mundo.

No tenemos constancia de que se hayan implantado programas, ayudas o políticas destinadas a mejorar la conciliación de las enfermeras. Somos el grupo de trabajadores más numeroso del sistema sanitario, con particularidades muy concretas, que obligan a que las medidas no puedan ser genéricas, compartidas con otras disciplinas. Sufrimos 9 de los 12 factores laborales de conciliación que según establece el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo afectan a la vida familiar y personal del trabajador, como trabajar a turnos, rotativos o con cambios en los horarios de trabajo, principalmente.

Si esto ocurre en condiciones normales, durante la pandemia, no es que se haya respetado, es que se ha amplificado y agudizado.

 

Entrevista publicada en Enfermería21