Irradiando luz en el escenario del mundo desde lo que somos y hemos vivido

May 6, 2021

Amelia Amezcua
Enfermera. Directora de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería, FUDEN.

Un año más, llega el 12 de mayo, el día internacional de la Enfermería. Pero no podemos decir que es un 12 de mayo cualquiera porque lo cierto es que las enfermeras seguimos viviendo un momento histórico y trascendente. La pandemia nos puso en el foco de la noticia y también de los corazones y las mentes de toda la sociedad. Durante un año, la humanidad entera se ha visto obligada a replantearse y a reaprender cómo hacer muchas cosas de la vida cotidiana para protegerse y para cuidarse: desde cómo hacer la compra a cómo salir a la calle, cómo dar el pecho o cómo volver al cole, cómo viajar en trasporte público o cómo cuidar a los mayores y a los más frágiles. Tras todas estas preguntas, siempre ha estado un mismo rostro: el nuestro, el de la Enfermería.

También ha sido a una enfermera a quien las personas confiaron su familiar enfermo en la puerta de la urgencia de un hospital, en medio del caos y la incertidumbre. Ha sido una enfermera la que le miró a los ojos por encima de la mascarilla y tras una pantalla, inspirando esperanza y confianza, en esa despedida. También ha sido una enfermera la que hizo una video llamada con el familiar ingresado y, sobre todo, la que ha sido testigo del dolor de todo lo ocurrido, desde la presencia auténtica y el acompañamiento. Piénsalo: quizá no has sido consciente de toda esta gran aportación a la humanidad en todas las dimensiones de la vida, desde los cuidados básicos de la vida cotidiana hasta los cuidados complejos del hospital. Siempre acompañando y sosteniendo la vida. Porque sin duda, gracias a las enfermeras el mundo ha soportado la crisis mucho mejor. Hemos marcado la diferencia.

Pero quizá ni has tenido tiempo para parar, reflexionar y tomar conciencia de todo esto. Quizá no has visto que la Enfermería ha brillado haciendo aquello para lo que no existían ni guías de práctica clínica ni protocolos; cuidando, vigilando, planificando, educando y acompañando con diligencia y efectividad, desde el liderazgo servicial a las personas, a los pacientes, sin importarle las gerencias ni jefaturas ni las compensaciones económicas. Sin permitirse huir. Con vocación, con pasión y con compromiso. Esto es lo que hemos hecho las enfermeras durante todo un año, muy a pesar de que el entorno social dejó de aplaudir, de la falta de reconocimiento institucional y de que tanta exposición a esta tensión ha ido minando la capacidad de nuestra respuesta a la adversidad.

Pero no podemos quedar aquí atrapadas, condenadas a existir (porque somos esos servicios esenciales), pero sin participar en todos los espacios, sin voz, siendo sujetos narrados y no protagonistas. Es el momento de pasar página, cerrar la fase de emergencia y saltar a la fase de reconstrucción y de desarrollo. No es el momento de rendirse, sino el tiempo de recuperar los espacios abandonados, esos de conexión e intercambio, de reflexión serena, de diálogo, de conversación reposada o de discusión apasionada interprofesional. Es hora de repensar el presente para apuntar soluciones futuras. Desde ahí, reinventarse y posicionarse donde las personas (y también los políticos) nos busquen como solución a sus necesidades, como hemos estado haciendo; volver a ser quien tiene esas respuestas, ganando posiciones frente a la ciudadanía y frente a la administración.

Es el momento de irradiar todo esto que somos y hemos vivido, arrojando luz en el escenario del mundo. No lo podemos silenciar, debemos dar testimonio de lo vivido y hacer propuestas, participar activamente y con plena consciencia. Y desde ahí, desde la acción, abandonar la narrativa de los derechos y exigir hechos, y hacer retumbar también cierto clamor de reconocimiento y justicia en las conciencias para nuestra profesión. Por todo esto, y para todo esto, para la enfermería y con la enfermería, para generar ese revulsivo que, sin duda, nos hace falta, ese empujón, hemos preparado una Semana de la Enfermería muy especial. Pasen y vean, porque como nos cantaba Fredy Mercury “The Show must go on”, el espectáculo debe continuar y enfermería volver a brillar desplegando todo su potencial.