Y decimos las enfermeras, “con orgullo”, que nosotras no solo protegemos y acompañamos a las personas en sus desafíos de salud durante su infancia, sino en todas las etapas de la vida, las 24 horas del día, los 365 días del año. Presumimos de que estamos presentes en casi todos esos entornos de la vida: escolares, laborales, hospitales, centros de salud, residencias, polideportivos, piscinas, museos, teatros, aeropuertos, barcos… Esta diversidad es nuestra mejor carta de presentación; y también es la que mejor refleja nuestra gran área de influencia y protagonismo respecto a la salud de las personas.
Porque somos ese profesional estratégicamente posicionado que recibe, que acoge y abre las puertas a programas y servicios de salud; de hecho, en muchas ocasiones, somos el único profesional que hace posible que las personas accedan a ese derecho fundamental que es la salud. Y si entendemos nuestro trabajo desde este enfoque de los derechos humanos y nos consideramos “con orgullo” garantes de la cobertura de salud universal, tenemos necesariamente que cuidar desde esa diversidad de espacios y roles, pero, también, abrazando la diversidad: social, cultural, funcional y, también, la sexogenérica. No solo por imperativo legal, no solo desde una actitud de respeto pasivo siendo tolerante, sino desde el activismo. Si las enfermeras realmente queremos ser referentes para la salud de la sociedad, para la vida de las personas, tenemos que ser capaces de acompañarlos en sus nuevas necesidades, nuevas realidades, nuevas parentalidades… tan nuevas como diversas. Y empoderarles en sus derechos para que puedan desarrollar una vida plena.
Tenemos que mostrarnos como profesionales aliados, sensibles, dispuestos a escuchar, a orientar sin juzgar; y hacer propuestas para que los entornos clínicos sean también entornos de cuidados inclusivos, entornos seguros, libres de racismo, de xenofobia, de homofobia y transfobia. Entornos que abrazan esa diversidad que somos y sobre la que se despliegan nuestros planes de cuidados.
Y quizá suene a utopía de querer cambiar el mundo, o parezca un reto titánico para nuestro día a día enfermero así contado, pero hay pequeñas intervenciones al alcance de cualquiera en las que todas nos podemos implicar; como difundir en nuestra consulta, en nuestro trabajo el 028, la línea telefónica Arcoíris para la información y atención integral contra la LGTBIfobia. Porque quizá no nos sintamos preparadas para abordar estos desafíos que la diversidad social nos ofrece, pero siempre podemos orientar la búsqueda de ayuda, y siempre siempre, podemos también informarnos y formarnos; podemos prepararnos para poder acompañar estas nuevas y diversas realidades.
Y, ante este reto, también te acompañamos desde FUDEN Inclusiva. En tus primeros pasos para asumir tu protagonismo indiscutible frente a la reducción de las desigualdades en salud y la lucha contra todas las formas de discriminación; o como agente de trasformación social, impulsando esos espacios de cuidados inclusivos que abrazan la diversidad desde el activismo que ya ejerces.
Descubre con FUDEN Inclusiva esa diversidad que somos y desplegamos con nuestros cuidados; descubre el poder de las enfermeras como agentes de cambio y transformación social con nuestras propuestas formativas y educativas: con nuestros NOOCs.