Descripción
Para el tratamiento de los trastornos mentales existen multitud de fármacos. Cualquier persona puede pasar por una enfermedad mental independientemente de la etapa de su vida, ya sea en la infancia, adolescencia, embarazo y lactancia o en la vejez, y es en estas etapas precisamente donde cambia significativamente el metabolismo de los fármacos y por ello se debe dedicar un capítulo aparte a estas etapas.
Cabe destacar que en los últimos años, y tras el aumento evidente de la toma de psicofármacos, se intenta evitar en la medida de lo posible recurrir al tratamiento farmacológico especialmente en estas etapas de la vida. Sin embargo, esto no es siempre posible y se debe sopesar además el posible sufrimiento de la persona, teniendo en cuenta siempre el riesgo-beneficio en cada caso.
Es importante que tanto el paciente como la familia conozcan los posibles efectos adversos de los fármacos, así como los principales signos de alarma a comunicar al servicio de salud mental, ya que de esta forma es probable que se puedan evitar mayores riesgos.
El coste humano y social de las adicciones es muy alto porque no sólo son los usuarios de estas drogas los perjudicados por su consumo, sino que a ello se añade también el sufrimiento de las familias, la problemática laboral y social que conlleva el consumo, a lo que se suma el coste para el sistema público de atención (prevención, atención médica y tratamiento), seguridad pública, medio ambiente y productividad laboral.
El tratamiento de las adicciones, además de reducir los daños sociales y sobre la salud de las personas asociados al consumo de sustancias y a determinadas conductas adictivas, también disminuye su consumo y los costes asociados.