Descripción
Los trastornos mentales, en particular los considerados graves (TMG), se han asociado históricamente con una mayor vulnerabilidad y mayores tasas tanto de comorbilidad física como de mortalidad; y por ende, con una menor esperanza de vida.
Generalmente, las razones que contribuyen a esta la mayor prevalencia de morbimortalidad son múltiples. En primer lugar, cabe destacar una serie de factores determinantes que enfatizan las desigualdades en salud y que podrían incrementar el riesgo de aparición de un trastorno mental y la comorbilidad médica: un menor nivel socioeconómico, problemática psicosocial, con especial señalamiento al periodo correspondiente a la infancia.
Los estilos de vida también se integran entre los principales factores atribuibles. Así, se ha descrito que este grupo de población tiende a tomar peores decisiones en cuanto a sus hábitos de vida – sobre alimentación, actividad física – que la población general.
Se ha observado que entre las personas con enfermedad mental se encuentra una mayor prevalencia de factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, metabólicas y respiratorias, los descritos como más importantes; y por ende, sobre los que se han centrado los expertos, son la obesidad, el tabaquismo y el abuso de alcohol y drogas.
Otro factor contribuyente que resulta fundamental en la contribución del aumento de morbilidad física son los efectos derivados del tratamiento antipsicótico.
Por último, otros factores que resultan esenciales, son los derivados del acceso a los servicios médicos y de la calidad asistencial recibida por parte de estos pacientes.