Descripción
La participación comunitaria tiene como objetivo específico y fundamental el generar una participación activa de la comunidad, entendiendo que una comunidad que participa activamente de los propios procesos colectivos de salud, enfermedad y cuidados, es una comunidad más saludable.
La participación en sí es un factor de Salud Mental, ya que restituye lazos de solidaridad social, diferenciándose de lo patologizante de vivir situaciones conflictivas de forma individual y pasiva. Desde las políticas de Promoción de Salud se ha definido como un punto indispensable el fortalecer la acción comunitaria a partir de su participación activa.
La Participación Social se realizaría “a través de la acción efectiva de la comunidad en el establecimiento de prioridades, la toma de decisiones, y la planificación e implementación de estrategias para el logro de una mejor salud” (OMS, 1986). Se plantea como centro de este proceso la posibilidad de que las comunidades adquieran la propiedad y el control de sus propias iniciativas y sus propios destinos.
Desde la Declaración de Alma Ata (1978)4 y la Carta de Ottawa (1986)5, diversos organismos internacionales han señalado la participación comunitaria como fundamental para aumentar el bienestar de las comunidades y mejorar la salud de las poblaciones. Sin embargo, su aplicación en España no ha sido del todo fácil y ha tenido diversos desarrollos.
Existen leyes en la mayoría de las comunidades autónomas que incluyen la participación como parte fundamental del sistema sanitario, y órganos de participación como los consejos de salud están regulados desde la Ley 14/1986 General de Sanidad. Pero la realidad es que estas leyes no están desarrolladas homogéneamente en los distintos territorios, quedando en su mayoría como algo puramente testimonial o convirtiendo estos órganos de participación en herramientas para trasladar información, con composiciones poco equilibradas y una tendencia a tratar mayoritariamente aspectos del ámbito asistencial sanitario, sin incorporar el enfoque comunitario.
A la par han surgido órganos informales de participación, tanto de trabajo específico en salud como de incidencia sobre los determinantes sociales, en su mayoría vinculados a colectivos vecinales y sociales o centros de salud.
Surge una primera definición formal del concepto entendiéndolo como: “el proceso en virtud del cual los individuos y las familias asumen responsabilidades en cuanto a su salud y bienestar propios y los de la colectividad, y mejoran la capacidad de contribuir a su propio desarrollo económico y comunitario” (OMS-UNICEF, 1978).
A partir de ese momento, la idea de Participación Comunitaria ha conformado un elemento importante dentro del diseño de Políticas Públicas de Salud, deviniendo en una fuerte retórica participativa que pretende orientar las prácticas en lo referente a prevención y promoción en Salud Mental. Numerosos autores afirman que la evolución de esta retórica participativa ha propiciado formulaciones siempre globales y abstractas, reflejando visiones simplistas e idealizadas de las características comunitarias y los mecanismos de participación, desconociendo la complejidad de la dinámica real y concreta en que se dan las experiencias participativas.
Es necesario partir de la premisa de que la Comunidad es una idea compleja, difícil de definir en sí misma. Representa un colectivo humano con múltiples interacciones, con diversidad de intereses y relaciones de poder, reproduciendo asimetrías. Al ser heterogénea, sus características pueden diferir en cada caso, dependiendo de múltiples factores.
La persona humana sigue mostrando esa necesidad secundaria en términos de Maslow de “hacerse con los demás”, de comunicarse con ellos, de “tenerlos” para que los sostengan y de sentirse queridos. En otras palabras, se necesita tener apoyo social porque en función de la amplitud del mismo estará el bienestar social e individual del sujeto humano.
La Confederación Salud Mental España es una entidad sin ánimo de lucro y de interés social que surgió en 1983. En la actualidad, integra a 18 federaciones autonómicas y asociaciones uniprovinciales, las cuales agrupan a más de 300 asociaciones y suman más de 47.000 socios y socias en todo el territorio estatal. Es la organización líder en salud mental y une a todas las personas con trastorno mental y a sus familias, así como las asociaciones en que se organizan, estimulando un modelo de atención de base comunitaria y generando mecanismos de inclusión social y aceptación de la diversidad. Su misión es mejorar la adopción de todas las medidas que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de las personas con trastorno mental y la de sus familias, defender sus derechos y representar al movimiento asociativo creado en torno a la salud mental.