Descripción
La Salud Mental debería ser entendida como un fenómeno psicosociológico y en consecuencia, su conceptualización y la comprensión de los trastornos mentales no podrían llevarse a cabo de forma independiente al análisis sociológico de la sociedad que lo contextualiza. Al igual que con otras ciencias sociales, el elemento común que une a la Sociología con otras disciplinas que estudian la salud mental (psicología, psiquiatría, enfermería, etc.) es el interés por entender la conducta humana.
El estudio de lo social implica investigar acerca de los principios que organizan la vida en sociedad, cómo impactan las fuerzas sociales e históricas sobre dichos modos de organización y la forma en que lo social afecta a la conducta humana, tanto a nivel de individuo como a nivel de colectivo.
El pensar sociológico requiere en un principio, en un intento por liberarse de los propios prejuicios, situar cierta distancia con el objeto de estudio. El objeto de estudio de la Sociología resulta verdaderamente amplio. En la actualidad, puede tratar desde los fenómenos más cotidianos de la vida en sociedad que afecten al individuo; como por ejemplo, la vida familiar y en comunidad, el trabajo y desempleo, las relaciones sociales, los hábitos de consumo, etc., hasta fenómenos globales que afecten a la estructura de la sociedad en su conjunto, como serían el estudio sociológico de la política y la economía, de los flujos migratorios, las tendencias demográficas, la globalización, las revoluciones tecnológicas, etc.
La Sociología de la salud, como rama de la Sociología, también ha generado una considerable red de conocimiento. Por un lado, estudia cual es el comportamiento de los múltiples fenómenos sociales en relación con la salud, por ejemplo, a través del estudio de los determinantes sociales de la salud y el análisis de la desigualdades sociales. Por otro, desarrolla las diversas nociones de la salud – enfermedad en función del contexto sociocultural en el que se desarrolle. En esta línea, la enfermedad puede ser definida de diversas maneras. Véase como una desviación social; es decir, una ruptura con las normas y pautas sociales establecidas que conducen a que la persona sea etiquetada socialmente y ocupe el rol de enfermo. Ello conlleva que la persona deba cumplir con una serie de características atribuibles a dicho rol. Por tanto, la asignación de dicho rol social puede llegar a afectar a la identidad de la persona que lo asume y modificar su conducta.
Otra forma de entender desde lo social la enfermedad sería a través del lenguaje y la interacción de las personas en la vida cotidiana con su entorno socio-cultural. En este caso, las enfermedades se definen a través de la comunicación entre individuos de una sociedad, quien poseen una subjetividad, y por ende, un discurso determinado acerca de lo que se considera que es enfermar.
Como profesionales de la salud mental, el análisis de la dimensión sociocultural debería considerarse fundamental. Así, el poder contar con el conocimiento desarrollado por la sociología, así como conocer los métodos de análisis que la disciplina emplea, nos puede ofrecer una visión más amplia para entender y atender a la persona y/o familiares.
Analizar en profundidad los factores socioculturales, así como los diferentes discursos y subjetividades, que operan en la aparición de un problema de salud mental permite distanciarse de la concepción biologicista de la salud-enfermedad y resulta clave si pretendemos cuidar bajo un enfoque holístico de la salud.