Cooperación enfermera: historias sin techo

May 28, 2018

«La cooperación internacional enfermera es un espacio profesional por descubrir, trabajar, compartir y disfrutar» ¿Qué parcela debe asumir la enfermería para que el mundo sea más equitativo? #OpiniónFuden por Romy Kaori Dávalos, enfermera.

La primera vez que tuve contacto con la cooperación internacional fue como enfermera local (del país) en el proyecto de desarrollo que ejecutó una ONG de prestigio internacional, en las poblaciones de una provincia de Loreto en la Amazonia (1994-1998) tras la epidemia de cólera que azotó Perú. Vivir en la zona rural de la selva implica convivir con los mosquitos, padecer uno que otro episodio de malaria, diarrea o tener luz eléctrica por horas, entre otras situaciones.

Solíamos recorrer los poblados de la rivera de los ríos en una lancha por cerca de 30 días. Llevábamos vacunas, medicamentos, material para capacitar promotores y una que otra vez, al personal de los puestos de salud de la cabecera del Distrito. La gente nos recibía con mucha alegría y esperanza, porque sabían que atendíamos sus problemas de salud y capacitábamos a su promotor y partera tradicional, asegurando al menos una atención de primeros auxilios hasta trasladar al paciente en canoa al lugar más próximo para recibir atención por el personal de salud. Se podría decir que fuimos el “único” recurso de salud que les visitaba una vez cada dos meses; el gobierno no contaba con presupuesto destinado a brindar este tipo de atención.

En el equipo del proyecto, además del personal local, estaban dos cooperantes enfermeros españoles. Les recuerdo, alegres, enseñando y aprendiendo, sí, aprendiendo-compartiendo la enfermería desde otra perspectiva; motivando, aceptando con tolerancia las discrepancias, adaptándose a las costumbres, conviviendo con “extraños”. Siempre dispuestos a realizar la consulta de enfermería a pesar del cansancio y del calor sofocante propio de climas tropicales. Y ¿por qué no?, también dispuestos a divertirse. Recuerdo lo difícil que eran las despedidas; no nos volveríamos a ver. Me preguntaba ¿cuáles eran las razones que les motivaba a realizar un viaje tan largo, dejar sus comodidades, sus amigos, su trabajo, su cultura y vivir muchos meses bajo estas condiciones?

Fue tal el impacto que viví en este proyecto para acercar la salud a los más desfavorecidos (y tanto que estas poblaciones lo eran), superando dificultades físicas, emocionales y personales, hasta llegar a la comunidad más lejana para: atenderles, llevarles un medicamento, brindarles una sonrisa y una palabra de ánimo, que decidí formarme en este área.

Muy pronto me vi en mi primera misión, coordinando un proyecto sobre salud sexual y reproductiva para adolescentes (otra población “desatendida” en una zona de narcotráfico). Luego en otro país en una zona de guerrilla en la que sólo el equipo de la ONG podía adentrarse en las zonas ruarles para brindar salud; brigadas en las que salíamos cada día pero que no sabíamos si regresaríamos a casa… Por un niño protegido con sus vacunas, valía la pena; por una madre gestante controlada, valía la pena; por brindar un método de planificación familiar a una madre joven, valía la pena… Y, así, un sin número de “valía la pena” que acompaña a personas con nombre y apellido.

Si bien es cierto los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fueron muy útiles para mejorar la vida de millones de personas en todo el mundo pero, la brecha entre los ricos y los pobres, los sanos y los enfermos, los formados y los sin formar, siguió creciendo.

Por ello, con la promulgación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se pretende abordar las desigualdades entre las naciones y dentro de las mismas, a través de un amplio abanico de cuestiones como, por ejemplo, poner fin a la pobreza, al hambre, mejorar la salud y la educación, combatir el cambio climático, etc.

Es evidente que, además de tener gran influencia en la consecución de la mayoría de ODS, en el ODS 3 específico sobre la salud (una vida sana y bienestar para todos); la función de enfermería es incuestionable. Y si es incuestionable ¿qué parcela debe asumir para que el mundo sea más equitativo?

En primer lugar, es necesario reafirmar que todos los profesionales de enfermería trabajamos para mejorar la salud de las personas y de las poblaciones, más aún si se trata de países de renta baja. Que respondemos a las necesidades de las personas en todos sus entornos, a lo largo del ciclo vital y del proceso salud-enfermedad. Y que el cambio a mejor es posible, evidenciado por las cifras del cumplimiento de los ODM.

En segundo lugar, reconocer que los ODS no sólo se refieren a las poblaciones de países de renta baja, sino también afectan a los de renta media y alta, entre los que se encuentra España. Y que es la gran oportunidad para enfermería, el aplicar nuestros conocimientos para crear un mundo más saludable y mejor.

Y en tercer lugar preguntarte: ¿Hay proyectos sociales cerca de tu casa o trabajo? ¿Qué puedo hacer con las personas que atiendo en el día-día? ¿Cómo puedo favorecer el cumplimiento de los ODS en estos colectivos?

La cooperación internacional enfermera es un espacio profesional por descubrir, trabajar, compartir y disfrutar. ¿Te animas a participar? ¡Empieza formándote!

Estas son algunas oportunidades de inicio, de búsqueda, para encontrar la forma de participar en la creación de un mundo mejor y más equitativo.

Romy Kaori Dávalos, enfermera