Descripción
Los sistemas clasificatorios son de gran utilidad para los clínicos en la recopilación y construcción de una nomenclatura ordenada y adecuada. La ausencia de criterios objetivos de validación es el gran obstáculo y elemento diferenciador de las distintas clasificaciones.
Los criterios de clasificación específicos de cada trastorno mental son directrices para establecer el diagnóstico, tener un sentido de la psicopatología más unitario para tener mayor facilidad de implantación en la práctica clínica, para organizar la realidad y emplear una mirada que ordene lo que vemos y nos permita comunicarnos con otros profesionales, favorecer diseños de investigación y establecer tratamientos más estandarizados.
Mejorar el diagnóstico y la clasificación de los trastornos mentales, ayudar a que la investigación clínica, epidemiológica y que la utilización de servicios se realice con unos criterios uniformes, ha motivado a que las bases conceptuales de las clasificaciones actuales hayan evolucionado notablemente respecto a las de hace unas décadas.
Las clasificaciones contemplan que no todos los individuos que padecen el mismo trastorno son completamente iguales, son heterogéneos, y la presentación y curso de la enfermedad va a depender no sólo del paciente sino también las construcciones surgidas en un contexto social e histórico determinado.