Descripción
Las corrientes eléctricas son ampliamente conocidas en el ámbito de la fisioterapia, debido a sus beneficios y variedad de técnicas de aplicación. Las primeras intervenciones con electroterapia datan del año 400 a.C., pero no fue hasta el siglo XVIII cuando se realizan las primeras aplicaciones de la electroterapia moderna. Desde entonces se han estudiado y desarrollado numerosas técnicas y muy variadas dentro del campo de la electroterapia.
Dentro de las múltiples aplicaciones de la electroterapia, destaca el uso de las corrientes eléctricas como método de fortalecimiento y elongación muscular, dos herramientas fundamentales en la práctica clínica. Estos métodos son frecuentemente empleados en la práctica fisioterápica, por lo que el conocimiento de sus particularidades y dominio en la aplicación se considera esencial. En este sentido, la elección de un tipo de corriente eléctrica u otra varía en función de las necesidades del paciente y el objetivo del tratamiento, por lo que se antoja necesario conocer las características de cada una de ellas. Asimismo, la aplicación de corrientes eléctricas puede suponer un riesgo para el paciente si se aplica de forma incorrecta; por lo que conocer sus usos y contraindicaciones, así como los parámetros necesarios no sólo permite un resultado óptimo, sino que evita posibles complicaciones.
El uso de corrientes eléctricas para fortalecer, también denominado electroestimulación, es ampliamente conocido, y puede ser empleado en diferentes situaciones, tanto en musculatura sana como en musculatura denervada.
La más extendida es la aplicación de electroestimulación en musculatura sana, especialmente en la rehabilitación y en el mundo del deporte. Gracias a ella, se pueden incrementar los beneficios del trabajo muscular, muy importante en determinadas fases de la rehabilitación y, con ello, optimizar los resultados del tratamiento de fisioterapia y evitar recidivas.
También existen otras aplicaciones terapéuticas como el uso de electroestimulación en musculatura denervada o el uso de Estimulación Funcional Eléctrica, que facilitan la rehabilitación y función de aquellos pacientes con denervación muscular, y patología medular o cerebral. La principal ventaja que ofrece la electroestimulación en músculos denervados es la facilidad para activar esta musculatura que, por el contrario, con otras técnicas resultaría más costoso. Esto, debido a la importancia que tienen los tiempos de reinervación, hace de la electroestimulación una técnica necesaria en estas patologías. Sin ella, las posibilidades de recuperación se reducen de forma importante y pueden acelerarse las complicaciones derivadas de la denervación.
Por su parte, la Estimulación Funcional Eléctrica permite a aquellos pacientes que han perdido la funcionalidad, la posibilidad de realizar actividades como la marcha que, debido a su lesión medular o cerebral, no son capaces de llevar a cabo. Esto incrementa la calidad de vida de este tipo de paciente, pero debe aplicarse teniendo en cuenta unos criterios, requisitos e indicaciones dadas las particularidades de esta técnica.
Por otro lado, además del fortalecimiento, las corrientes eléctricas pueden emplearse como ayuda para realizar trabajos de elongación muscular. De la misma forma, el uso de este método de electroterapia permite obtener mejores resultados que si se aplican técnicas de estiramiento sin corriente eléctrica.
Debido a sus beneficios y particularidades, el estudio en profundidad de las diferentes aplicaciones de las corrientes eléctricas en el fortalecimiento y elongación muscular resulta importante si se quiere optimizar el proceso de rehabilitación de los pacientes. Sin embargo, requiere de un aprendizaje minucioso para dominar las distintas variedades de corrientes (baja frecuencia o media frecuencia), los tipos de aplicaciones (bipolar o monopolar), los parámetros (tipos de impulsos, reposos, tiempo de aplicación, etc.), colocación de los electrodos, así como las indicaciones, riesgos y contraindicaciones.
Finalmente, en esta formación se abordan de forma razonada y completa todos los conocimientos necesarios para emplear estas técnicas de la forma más segura posible y con un criterio adecuado con el fin de plantear el mejor tratamiento para el paciente.
