Humanizar ¿Cuál es el camino?

Jul 5, 2018

Quizás este sea el concepto que más estamos escuchando en los últimos años y quizás sea de las iniciativas más acertadas que estamos viviendo últimamente, pero ¿qué es humanizar? Para la Real Academia de la Lengua Española, humanizar es hacer humano, familiar y afable a alguien o algo.

En principio parece sencillo, todos los profesionales sanitarios somos humanos, sabemos lo que nos resulta familiar y afable, por lo tanto, algo tenemos ganado; ¿pero lo aplicamos a las personas que atendemos?

Estaréis de acuerdo conmigo en que esto es fácil de decir, pero complejo de aplicar. La palabra humanización implica mucho más, muchísimo más y no debe fundamentarse en la externalización de nuestras acciones o nuestros cuidados, ni la despersonalización de esta humanización debe ser el centro de todo ello, es decir, no debemos centrarnos tanto en la modificación de la logística y de las infraestructuras sin crear una base sólida.

Nunca he sido partidario de empezar la casa por el tejado, no creo que estemos haciendo todo lo que está en nuestras manos para conseguir hacer la sanidad, nuestros cuidados, nuestros tratamientos, nuestra atención más humana, más familiar y más afable.

Convivir con la humanización. ¿Cómo humanizar la enfermedad, el dolor, la frustación o, incluso, la muerte?

Hay una parte en todo esto que es imposible, y es hacer familiar algo que no lo es y de lo que huimos constantemente desde que venimos a este mundo, la enfermedad, el dolor, la soledad, la frustración o incluso la muerte. Por lo tanto, creo que conviviendo con ello, debemos ser nosotros, las personas, el centro de esta humanización, no sólo la enfermera, sino todo el personal sanitario y no sanitario que trabaja en los distintos niveles asistenciales de la sanidad. Debemos ser todos nosotros el eje y motor de esta iniciativa, y no centrarlo en las infraestructuras o en los recursos de los que podemos disponer.

Nos falta educación; pero no educación entendida desde la urbanidad, si no como conocimiento, como competencia. Tenemos la firme creencia de que la humanidad es algo intrínseco al ser humano, pero la realidad es que depende, igual que con todo lo relacionado con la personalidad de cada uno, de las vivencias, de las experiencias, de los valores que nos han transmitido las personas que nos han rodeado a lo largo de nuestra vida, etc. y no por ser profesional sanitario esto es inherente, ni mucho menos; la vocación de cuidado, de servicio, de ayuda, se ha visto mermada o influenciada por los distintos cambios evolutivos que se han producido en las distintas sociedades.

Pido perdón de antemano, pero veo imposible una humanización de la sanidad de esta manera. No creo que sea posible decorando una unidad, poniendo sillones en vez de sillas, eliminando los horarios, humanizando en los despachos. De nada sirve llevar a cabo iniciativas cuando las propias personas que las inician no se preocupan en humanizar el trato que dan a sus pacientes y a sus propios compañeros. Debemos dar ejemplo cada uno de nosotros, cada segundo de nuestra vida, debemos no solo tener la intención, sino poner nuestro granito de arena de manera que se normalice algo ahora tan extraño como el trato amable, familiar y humano a las personas a las que atendemos. Debemos acostumbrar a las personas a informarlas sobre sus procesos de salud y de enfermedad, a respetar su intimidad y sus decisiones, a cogerlas de la mano cuando se sientan solas, a permanecer a su lado durante las largas noches, debemos acostumbrar a las personas a sentirse cuidadas en todos los aspectos y hacerlas participes de cuanto y de quienes les rodeamos en un hospital. Nosotros sabemos todo de las personas a las que atendemos, se nos presentan sin quererlo, desnudas (en todos los sentidos), y a veces ellas no conocen ni tan siquiera nuestro nombre.

Creo que es necesario, OBLIGATORIO, dotar antes de las competencias necesarias al personal sanitario. Equipar de conocimientos, de habilidades y de aptitudes que nos permitan desarrollar o mejorar los cuidados que brindamos. Que la humanización, desde la bioética, y la comunicación no se den por supuestas, y sean competencias transversales a los conocimientos y habilidades que desarrollamos durante nuestra formación universitaria y a lo largo de nuestra vida profesional (y personal), entrenándolas y poniéndolas en práctica.

Y, ¿por qué no? Soy un firme convencido de que la enfermería ha de jugar un papel fundamental en todo esto, debemos ser pioneros, y dar respuesta a una necesidad que se intenta disfrazar desde las instituciones y desde aquellos que sin saber cómo humanizar, dan lecciones de cómo hacerlo, alejándonos de cualquier paternalismo, buscando la excelencia de nuestros cuidados.

La enfermera sabe, conoce y es autónoma; permanecemos al lado de las personas enfermas, de sus familias y de su entorno, conocemos su enfermedad y sus necesidades; tenemos la conciencia de cuidar a las personas en todas sus esferas, no solo centrándonos en lo físico sino también atendiendo al plano psicológico, emocional y social.

No podemos apartarnos a un lado, tenemos el deber de ser protagonistas en estas iniciativas y promover entre todos los profesionales sanitarios y entre las diferentes instituciones, una mejora en los conocimientos y competencias de estos, que nos permitan cuidar y curar de manera humana, familiar y afable, no sólo y exclusivamente mediante la modificación de infraestructuras u horarios o mediante la propaganda institucional.

Manuel Camós. Responsable de Calidad en FUDEN